Louis Joseph Lebret (1897-1966) fue un dominico francés pionero del movimiento teórico del desarrollo económico que surgió tras la segunda guerra mundial. Fundó en 1941 el movimiento “Economía y Humanismo”. Su visión humanista de la economía sigue teniendo plena actualidad hoy día.
Fue autor del primer borrador de la encíclica del Papa Pablo VI Populorum Progressio, promulgada el 26 de marzo de 1967, dedicada a la cooperación entre los pueblos y al problema de los países en vías de desarrollo. En ella se denuncia el desequilibrio entre países ricos y pobres, se critica al neocolonialismo y se afirma el derecho de todos los pueblos al bienestar. Además, presenta una crítica al capitalismo y al colectivismo marxista. Finalmente, propone la creación de un fondo mundial para ayudar a los países en vías de desarrollo. En su momento, fue objeto de debates (por ejemplo, en cuanto al derecho de los pueblos a rebelarse incluso con la fuerza contra un régimen opresor) y críticas por parte de los ambientes más conservadores.
El padre Lebret es el autor de la oración “Se necesitan locos”.
«Hay hoy demasiados sabios, demasiados prudentes.
Siempre calculando, siempre midiendo.
¡Pensad que pasaría si tuvieran que romper con su mundo,
si sus padres supiesen que nunca alcanzarían una posición honorable, si tuviesen, aunque fuese por poco tiempo, que vivir en la inseguridad!
¡Oh Dios! Envíanos locos,
de los que se comprometen a fondo,
de los que se olvidan de sí mismos,
de los que aman con algo más que con palabras,
de los que entregan su vida de verdad y hasta el fin.
Danos locos, chiflados, apasionados,
hombres capaces de dar el salto en la inseguridad,
hacia la creciente incertidumbre de la pobreza;
que acepten diluirse en la muchedumbre anónima
sin pretensiones de colgarse una medalla,
no utilizando sus cualidades más que en provecho de sus gentes.
Danos locos Señor,
locos del presente,
enamorados de una forma de vida sencilla,
liberadores eficientes de los que no cuentan para nadie,
amantes de la paz,
puros en su corazón, resueltos a nunca traicionar,
capaces de aceptar cualquier reto,
de acudir donde sea,
libres y obedientes,
espontáneos y tenaces,
tiernos y fuertes».
Cuando la vida misma es un desatino, ¿quién sabe dónde está la locura?
Entregarse a los sueños, es locura. Ser demasiado práctico y estar demasiado cuerdo, quizás sea también locura.
Pero, sobre todo, es locura ver esta vida como es y no como debería ser.
- Dónde encontrarse con Dios
- Estoy ahí fuera
- Instante sagrado
- La mejor oración
- Plegaria del intelectual
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