1. Crisis es vida. Si no vives situaciones críticas, es que estás muerto. Celebra que puedes contarlo y sigue remando.
2. Relativiza. Lo que ahora te parece terrible, quizá sea una bendición mañana. Toma distancia y mira qué lecciones te brinda la crisis y aprovéchalas. Habla con aquellos que han sufrido de verdad y aprende de ellos.
3. Entrégate al cambio y transfórmate. El cambio viene de fuera hacia dentro, la transformación de dentro hacia fuera. El primero es efímero; la segunda, estable. Sé lo que puedes llegar a ser. Te lo debes y, por encima de todo, se lo debes a los que te rodean y sufren.
4. Progresa con la crisis: cuestiona y cuestiónate por el bien común. Desarrolla tu capacidad crítica y tu criterio. No te conformes con la resignación y el miedo. Lucha, esfuérzate, entrégate, coopera y crecerás haciendo crecer a los demás. Haz que tu Yo sea un Nosotros. Vive por un mundo mejor para tus hijos.
5. Crea y piensa de manera diferente. Aprovecha el nuevo escenario para reinventar hábitos y patrones de conducta. Desafía la rutina, rompe la inercia, da la vuelta a tu mundo, sé un rebelde constructivo.
6. Si quieres superar la crisis, supérate a ti mismo en cada instante. Haz de ella el desafío que te lleve a extraer, en cada momento, instante a instante, lo mejor de ti.
7. Cultiva el optimismo y la confianza basada en la realidad. Deja de hablar de fantasmas o amenazas y actúa en la realidad dando lo mejor de ti siempre. El destino es aquello que seguro que te sucederá si no haces nada para evitarlo.
8. Coopera y sé íntegro. Cumple lo que prometes y predica con el ejemplo. Sólo así serás de confianza, y sólo siendo de confianza serás capaz de generar el compromiso de los demás. La bondad es la verdadera fuente de la prosperidad y la plenitud.
9. Encuentra un sentido a tu dolor. Vive el duelo por lo que hayas perdido. No lo niegues y complétalo. Pero quédate con lo bueno del pasado, con lo mejor de lo vivido. Agradécelo siempre que el recuerdo venga a tu memoria y haz que esa gratitud crezca en ti y se convierta en un don que podrás entregar a los demás para que sus duelos sean más soportables y sus vidas, más buenas y bellas.
10. Ama y haz. Si la vida tiene sentido, es por el amor y por lo que éste genera: belleza, verdad, calidad, bienestar, plenitud, alegría, felicidad y todo lo mejor que podemos vivir. En lo personal y en lo colectivo conviértete en una fuente deliberadamente consciente y activa de todo ello. Elige amar a pesar de todo. La crisis es mucho menos crisis si amamos y nos sabemos amados.
- Al otro lado de la tristeza
- La necesaria ternura
- La responsabilidad
- Reencontrar la alegría
- Sembradores de alegría
No hay comentarios
Publicar un comentario en la entrada