Hay un tipo de duelo que, a simple vista, parece ser diferente a los demás. Se trata del duelo por no tener lo que nunca se tuvo. Consiste en el dolor que padecemos los que, teniendo la fantasía de llegar a tener algo, aterrizamos un día en la conciencia de que no lograremos tenerlo jamás.
Si no se puede perder lo que no se tiene, ¿cómo podemos sentir esto como una pérdida? Evidentemente, hay algo que se tuvo que tener y que se está perdiendo:
Se tuvo ilusión.
Se tuvo fantasía.
Se tuvo el sueño.
Las ilusiones, las fantasías y los sueños, si son sentidos y son conscientes, son. Están siendo en este momento.
Cuando la realidad demuestra que esto no va a suceder, es como si algo muriera y tendemos a quedarnos aferrados a los sueños lo mismo que nos aferramos a las realidades y a nuestras relaciones.
Igual que ocurre con las realidades y con los hechos, hace falta soltar, pero para esto tenemos que aceptar que el mundo no es como nosotros queremos que sea.
Tenemos que aceptar que el mundo es como es y amigarnos con el hecho de que así sea.
Tenemos que aceptar que nuestro buen camino no pase quizás por tener todo lo que soñamos.
Quizás pase por donde ni siquiera imaginamos.
Pero si no nos animamos a soltar la soga de un sueño no podremos seguir nuestra ruta hacia nosotros mismos.
- Amar lo que somos
- El cocodrilo vegetariano
- Hacer un “frozen”
- Las ensoñaciones
- Lo que pudo haber sido y no fue
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