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viernes, 20 de agosto de 2010

Para Lucía. Te deseo...

Hoy cumple su primer año Lucía, mi sobrina nieta. Para felicitarla, he elegido un poema que, aunque circula por internet atribuido a Víctor Hugo, es del escritor brasileño Sergio Jockyman y fue publicado en 1980.

Aquí dejo el poema escrito y el vídeo en el que, con unas pequeñas adaptaciones de género, es recitado. Aunque virtuales, todas las flores que aparecen en él son, junto a mis deseos, mi regalo para Lucía.

¡Muchas felicidades! y que Dios te bendiga.

TE DESEO

«Te deseo primero que ames,
y que, amando, también seas amado.
Y que, de no ser así, seas breve en olvidar
y que, después de olvidar, no guardes rencores.
Deseo, pues, que no sea así pero que, si es,
sepas ser sin desesperar.

Te deseo también que tengas amigos
y que, incluso malos e inconsecuentes,
sean valientes y fieles y que por lo menos
haya uno en quien confiar sin dudar.

Y porque la vida es así,
te deseo también que tengas enemigos.
Ni muchos ni pocos; en la medida exacta
para que, algunas veces, te cuestiones
tus propias certezas y que, entre ellos,
haya por lo menos uno que sea justo
para que no te sientas demasiado seguro.

Te deseo además que seas útil
más no insustituible
y que, en los momentos malos,
cuando no quede más nada,
esa utilidad sea suficiente
para mantenerte en pie.

Igualmente, te deseo que seas tolerante,
no con los que se equivocan poco,
porque eso es fácil, sino con los que
se equivocan mucho e irremediablemente
y que, haciendo buen uso de esa tolerancia,
sirvas de ejemplo a otros.

Te deseo que siendo joven no
madures demasiado de prisa
y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer
y que siendo viejo no te dediques al desespero
porque cada edad tiene su placer
y su dolor y es necesario dejar
que fluyan entre nosotros.

Te deseo, de paso, que seas triste.
No todo el año sino apenas un día
pero que, en ese día, descubras
que la risa diaria es buena, que la risa
habitual es sosa y la risa constante es malsana.

Te deseo que descubras,
con urgencia máxima, por encima
y a pesar de todo, que existen
y que te rodean seres oprimidos,
tratados con injusticia y personas infelices.

Te deseo que acaricies un perro,
alimentes a un pájaro y oigas a un jilguero
erguir triunfante su canto matinal
porque, de esta manera,
sentirás bien por nada.

Deseo también que plantes una semilla,
por más minúscula que sea, y la
acompañes en su crecimiento
para que descubras de cuántas vidas
está hecho un árbol.

Te deseo, además, que tengas dinero
porque es necesario ser práctico
y que, por lo menos una vez
por año, pongas algo de ese dinero
frente a ti y digas: “Esto es mío”
sólo para que quede claro
quién es el dueño de quién.

Te deseo también que ninguno
de tus afectos muera pero que si
muere alguno, puedas llorar
sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.

Te deseo, por fin, que, siendo hombre,
tengas una buena mujer y que, siendo
mujer, tengas un buen hombre
mañana y al día siguiente y que, cuando
estén exhaustos y sonrientes,
hablen sobre amor para recomenzar.

Si todas estas cosas llegaran a pasar,
no tengo más nada que desearte».

Sergio Jockyman



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