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jueves, 3 de febrero de 2011

El cambio de paradigma

“Es más fácil desintegrar un átomo que una idea previa”.
Albert Einstein.


Probablemente, conoceréis la presentación que circula por internet titulada ¿Cómo nace un paradigma? No obstante, haré un resumen que, creo, puede ser interesante para ilustrar el tema que nos ocupa.

Un grupo de científicos metió cinco monos en una jaula en cuyo centro, colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de plátanos.

Cuando un mono subía la escalera para coger los plátanos, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo. Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo apaleaban. Al final, ningún mono subía la escalera a pesar de la tentación de los plátanos.

Los científicos sustituyeron uno de los monos. Lo primero que hizo fue subir la escalera. Los otros lo bajaron rápidamente y le pegaron. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera.

Un segundo mono fue sustituido y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo en la paliza al nuevo. Un tercero fue cambiado y se repitió el hecho. Se fueron sustituyendo los monos de manera que los científicos quedaron con un grupo de cinco monos que, aun cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a los plátanos.

Si fuese posible preguntar a algunos de ellos por qué pegaban a quien intentase subir la escalera, con certeza la respuesta sería:

—No sé, aquí siempre se han hecho así las cosas...

¿Qué es un paradigma?

Enrique Mieses, director de “Marketing-Ya”, nos lo explica de una manera sencilla:

Si nos ponemos unas gafas de sol de color azul y nos enseñan un pañuelo preguntándonos de qué color es, nos quitaremos las gafas pues no se puede ver el color real de las cosas a través de unas gafas con lentes de color.

Un paradigma es como una lente especial, creada por nuestra cultura, que nos hace ver las cosas, según un sistema de valores sustentados por nuestras creencias y perpetuados a través del tiempo por nuestra educación, vivencias, prácticas y conocimientos.

El paradigma nos impide ver las cosas realmente como son, con el agravante de que no podemos deshacernos de él como de las gafas del ejemplo.

En su libro “La Estructura de las Revoluciones Científicas”, Thomas Kuhn exploró cómo nos afectaban los paradigmas.

Todos los seres humanos tenemos paradigmas que influyen en el modo en el que vemos el mundo. Los tenemos en casi todos los aspectos de nuestra vida, ya sea personal, profesional, espiritual o social. No son malos y los necesitamos para poder desenvolvernos en la vida porque, en cierta manera, nos ofrecen un modelo para resolver problemas, nos ayudan a identificar lo que es importante y lo que no es importante y enfocan nuestra atención.

Los paradigmas no se pueden eliminar, solo se pueden cambiar por otros y, casi siempre, esto suele ser un proceso muy lento.

Un cambio de paradigma ocurre cuando se cambia un conjunto de reglas por otro. Para cambiarlo, es necesario modificar nuestro sistema de valores, cambiando nuestras creencias y conocimientos por medio de cambios en la educación, las prácticas y las vivencias para crear nuevas experiencias.

¿Por qué la gente rechaza las nuevas ideas en todas las épocas, culturas y partes del mundo?

Los paradigmas, al influir en nuestras percepciones, afectan a nuestros juicios y a nuestra toma de decisiones. Nunca debemos olvidar que vemos bien lo que se supone que debemos ver y que vemos mal lo que no se ajusta a nuestro paradigma. Cada paradigma filtra el mundo de un modo distinto. Este fenómeno de filtrado es llamado “el efecto paradigma”.

El efecto paradigma puede evitar que encontremos soluciones revolucionarias a los problemas de nuestras vidas y hace que manejar el cambio y el futuro sea algo tan difícil.

Algunas veces “un” paradigma se puede volver “el” paradigma: el único modo de hacer algo y cuando nos enfrentamos con una alternativa, la rechazamos inmediatamente. Esto puede conducir a lo que se conoce como “parálisis de paradigma”. Es una enfermedad terminal de certidumbre, fácil de adquirir y destructiva.

Debemos ser conscientes de nuestros paradigmas actuales y no debemos temer reemplazarlos cuando ya no nos sean útiles. Me gustaría señalar algo que considero muy importante a tener en cuenta: cuando hay un cambio de paradigma, todo regresa a cero.

Los practicantes de los viejos paradigmas que escogieron cambiar hacia los nuevos paradigmas, como Galileo, tuvieron que ser muy valientes. Lo que identifica a estos pioneros de paradigma es mucho valor, confianza o juicio intuitivo.

Las personas que crean nuevos paradigmas no son parte de la comunidad que tiene un paradigma establecido. Generalmente, son de fuera y no tienen nada que perder al crear el nuevo. Esto significa que, si queremos encontrar un nuevo paradigma, debemos mirar fuera del centro porque, casi siempre, las reglas nuevas están escritas en las orillas.

Los paradigmas se han incorporado y transformado en hábitos a través de la repetición inconsciente. La buena noticia es que, como hábitos adquiridos que son, podemos modificarlos y cambiarlos.

Podemos elegir conscientemente y/o crear nuestros propios paradigmas de prosperidad, abundancia, salud, bienestar... y estaremos creando nuestra propia vida.

La elección es enteramente nuestra.

“Las personas no se resisten a los cambios cuando pueden elegir, las personas se resisten a ser cambiadas”.
(Michel Basch)



4 comentarios

  1. Me gusto el modo que abordan el tema de paradigma y las remondaciones que dan. :)

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  2. Me encanto como explico el tema, esta muy comprensivo y útil. Muchas gracias me ayudo mucho. :3

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  3. me encanto se lo lei a larga distancia a mi hijo que esta atravezando por un trecho fuerte!! gracias

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