El sábado 9 de abril, el cofrade malagueño José Antonio Domínguez Bandera —el actor, cantante, productor y director de cine Antonio Banderas— pronunció el pregón oficial de la Semana Santa de Málaga en el Teatro Cervantes. Rompió moldes: el cofrade aportó las vivencias y los sentimientos para que el actor los recreara en una puesta en escena perfecta.
Banderas dedicó el pregón a su hermano, Francisco Javier. “Porque copiar e imitar sus muchos valores me hacen mejor cofrade y ser humano”.
Su intervención fue precedida por la actuación de la Orquesta Filarmónica de Málaga que interpretó la marcha “Lágrimas de San Juan”, de Abel Moreno, de la que Antonio Banderas compuso la letra.
De forma original y sencilla, plasmó lo que para él significa la Semana Santa a través de un texto, a modo de relato, en el que la literatura y la vida caminaron juntas de la mano de varios personajes, que expresaron las emociones a las que el actor puso la voz y el corazón.
El pregón arranca en el aeropuerto John Fitzgerald Kennedy, en un avión que cubre el trayecto entre Nueva York y Los Ángeles. En ese vuelo comienza todo. Un sueño traslada a Banderas a Málaga, una ciudad que huele a incienso y azahar, y a mar templado, a la que acude a “fundirse” con su gente y a ocultarse tras un capirote, con el que disfruta del anonimato.
Antonio Banderas crea seis personajes de inspiración en personas reales o de experiencias vividas, para plantear diferentes formas de vivir la Semana Santa y ser portavoces de sus pensamientos íntimos. Seis formas de ver el mundo cofrade que, como él mismo aseguró, es “tan extensa, tan poliédrica y multicolor, que se podría decir que hay tantas Semanas Santas, y formas de percibirla, como cofrades”.
Don Amadeo:
Profesor de filosofía, viudo y sin hijos. Como el pregonero describe, es “un católico convencido”. Pero matiza que se equivocan los que piensen que es “un hombre chapado a la antigua, un conservador monolítico, un ser rancio y pasado de moda”. Sale como nazareno en el Sepulcro.
Gregorio:
Hombre de trono de la Virgen de Lágrimas y Favores, y del submarino de la Esperanza. Refleja a Manolo Picasso, cofrade muy conocido en Málaga y fallecido en 2008.
Pablito:
Con cuatro años descubrió que quería un tambor y desde entonces anda pegado a él. Entró en una banda donde toca el bombo, algo que le gusta porque marca las notas graves «las más poderosas, las que se escuchan a kilómetros de la procesión». Tiene doce años, es muy delgado y sus padres son Paco y Rosa.
Carmen:
Tía de Pablo, está casada con Ramón, que ha tenido un ataque al corazón y se encuentra muy delicado. Sale de promesa en el Cautivo. No tiene hijos.
Vaquerito:
Cantaor flamenco de 62 años que tuvo momentos de gloria con los mejores. La bebida echó a perder su carrera. Tiene que cumplir una misión, cantarle una saeta al Señor de la Columna y aprender a perdonar.
Lola:
Profesora de piano, con una extraordinaria sensibilidad, casada con Mariano, con dos hijos, hermana de Fusionadas y devota de Ánimas de Ciegos.
El público del Teatro Cervantes se vino arriba con la magistral actuación de Banderas y el actor malagueño no pudo contener su emoción y rompió a llorar lo que hizo que los aplausos sonaran aún más fuertes y cálidos.
Apoyándolo entre el público, se encontraban su esposa Melanie Griffith, su hija Estela del Carmen y su madre doña Ana.
He disfrutado durante una hora y cuarenta y ocho minutos con este intenso y emocionante pregón que me ha hecho reír y llorar, que me ha removido el alma y me ha hecho sentir “cosas” adormecidas en el transcurso rutinario de los días, avivando la conexión con mis raíces —“un ser humano sin raíces no es nada”— y con el mundo.
Me quedo con la frase “El amor es la respuesta a todas las preguntas”. Una auténtica obra de arte. En todos los sentidos. Gracias Antonio por tu regalo y como decimos en nuestra tierra, que Dios te lo pague.
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