Este tipo de silencio es un tipo de conducta pasivo-agresiva. Básicamente podríamos decir que una persona que se comporta así dice una cosa, pero por dentro siente otra; como no se atreve a expresar lo que siente, actúa pasivamente. Es la gente que hace un gran uso de las ironías, el sarcasmo, las indirectas, o que habla lentamente y con aparente amabilidad, pero te destruye.
“No lo tomes a mal, pero…”, suelen decir, y luego te lastiman con sus palabras. Tienen una lengua afilada y hieren profundamente cuando te hablan; o sencillamente no te dirigen la palabra, sino que te castigan con su silencio.
Imaginemos que una joven le dice a su pareja: “Mi amor, ¿vamos al cine?”. Él no desea ir, pero le responde: “vamos” o “lo que quieras”. En el cine, él permanece serio, callado. “¿Estás bien, amor?”, le pregunta ella, y él responde: “Sí”, pero continúa sin decir palabra. ¿Qué hizo? La castigó con el silencio; impuso la “ley del hielo”.
Se trata de personas que tienen dificultades para expresar su deseo, para decir lo que sienten, para poner en palabras sus pensamientos y deseos. Para evitar el conflicto, o por temor, guardan sus emociones, pero luego, pasivamente, toman venganza por la bronca de interiorizan.
El aislamiento emocional que utilizan los manipuladores con sus víctimas, posee la fuerza de desorganizar interiormente a cualquiera.
Es posible encontrarse a unos metros de distancia física de alguien, pero a años luz de distancia afectiva.
Es importante que aprendamos a poner en palabras lo que nos sucede, que nos atrevamos a expresar con calma nuestros deseos, que verbalicemos lo que pensamos y sentimos. Todos nos sanamos hablando y utilizando palabras nutritivas.
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