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miércoles, 25 de septiembre de 2024

Morenita y pequeñita como una aceituna

“Morenita y pequeñita
lo mismo que una aceituna. [...]
[...] Morena de luz de luna,
desde el olivar del cielo,
que en ramón de astros encierra,
cayó una aceituna al suelo,
rodó y se paró en la sierra,
morenita y pequeñita,
una aceituna bendita”.

Jose María Gallo Moya. (Letra de la canción “Morenita y pequeñita” la más popular cantada en las romerías y fiestas relacionadas con la Virgen de la Cabeza).
Virgen de la Cabeza. Iglesia de Nuestra Señora de la Merced. Jaén.

La hermandad de la Virgen de la Cabeza de Jaén capital, cofradía filial de la de Andújar (Jaén), se fundó en 1624. Este año celebra su cuatrocientos aniversario.

La Virgen de la Cabeza, conocida como la “Morenita” por su piel oscura, es la patrona de la diócesis de Jaén. Quizás, el origen de este tipo de imágenes esté en la adopción, por parte del culto popular cristiano en sus primeros siglos, de elementos iconográficos y atributos de antiguas deidades femeninas de la fertilidad.

Su famosa romería, la más antigua de España y una de las más multitudinarias, se celebra el último domingo de abril y se desarrolla en su santuario, en el cerro del Cabezo, en pleno corazón de Sierra Morena, donde la Virgen, en 1227, se apareció a Juan Alonso Rivas, un pastor de Colomera que apacentaba allí su ganado.

Después de la aparición de la Virgen, se fundó en Andújar la primera cofradía encargada de rendirle culto. Es, por tanto, la cofradía matriz de las numerosas filiales (en la actualidad hay unas setenta) que, a lo largo de los siglos, se han organizado y difundido la devoción a La Virgen de La Cabeza. Ya, en 1617, Miguel de Cervantes inmortalizó esta romería en su obra “Los trabajos de Persiles y Sigismunda”. La hermandad de Jaén capital, fundada en 1624, es una de las cofradías filiales más antiguas (ocupa el noveno puesto).

El pasado sábado 21 de septiembre, la Virgen de la Cabeza, con sede canónica en la parroquia de Nuestra Señora de la Merced de Jaén capital, salió en una procesión extraordinaria para conmemorar el cuatrocientos aniversario de la fundación de la cofradía filial y fue llevada a la catedral donde se celebró, en su honor, una misa de acción de gracias. En el camino hacia la catedral estuvo acompañada por el Coro de Campanilleros “Hermanos de la Aurora”, de la localidad de Priego de Córdoba. Tras la misa, procesionó por las calles de Jaén acompañada por los sones de la banda de música “Pedro Morales” de Lopera. En todos los actos participaron la cofradía matriz de Andújar y otras cofradías filiales.

Y allá que me fui a encontrarme con María Santísima de la Cabeza, la Reina de Sierra Morena... Y disfruté, por unos momentos, del brutal, pero maravilloso choque que se produjo en mi mente entre un mundo abocado al dominio de la IA y la ancestral imagen de una Virgen morena que, vestida con saya blanca y manto color turquesa con bordados en oro y adornada con un juego de coronas y rostrillo, procesionaba a costal, acompañada por un coro de campanilleros que entonaban antiguos cánticos populares, por las recoletas y empedradas calles del barrio de La Merced. El perfume de los nardos que enmarcaban el paso, mezclado con el olor a incienso, embriagaba los sentidos y, por si todo esto no fuera bastante, un joven, para aliviar la sed de los costaleros, portaba un botijo de barro con agua y una jarrilla de lata por si alguno, tal vez, no era capaz de beber “a chorro”. Muy higiénico no me pareció el procedimiento, pero, para entonces, yo había retrocedido muchos años en el tiempo... Toda una experiencia.

Os dejo un breve vídeo en el que podéis ver la procesión, escuchar los cánticos de los auroros y, cómo no, ver al joven “aguador”.

 


miércoles, 18 de septiembre de 2024

La roca


Fuente: Este cuento, al parecer de autor desconocido, está incluido en el libro “El mensaje de Dios” de Enrique Villarreal Aguilar.

Un hombre dormía en su cabaña cuando, de repente, una luz iluminó la habitación y apareció Dios.

El Señor le dijo que tenía un trabajo para él y le señaló una enorme roca que se encontraba frente a la cabaña. Le explicó que debía empujar la roca con todas sus fuerzas.

El hombre hizo lo que el Señor le pidió. Día tras día, durante muchos años y desde que salía el sol hasta el ocaso, el hombre empujaba la fría roca con todas sus fuerzas, pero ésta no se movía.

Todas las noches el hombre regresaba a su cabaña muy cansado y sintiendo que todos sus esfuerzos eran en vano. Como el hombre empezó a sentirse frustrado, Satanás decidió entrar en el juego haciendo surgir en su mente estos pensamientos: “Has estado empujando esa roca por mucho tiempo y no se ha movido”.

Al hombre le dio la impresión de que la tarea que le había sido encomendada era imposible de realizar y que él era un fracaso. Estos pensamientos aumentaron su sentimiento de frustración y desilusión.

Satanás le dijo:

—¿Para qué esforzarte todo el día en esta tarea imposible? Haz solo un mínimo esfuerzo y será suficiente.

El hombre se decidió a ponerlo en práctica, pero, antes, decidió elevar una oración al Señor y confesarle sus sentimientos:

— Señor, he trabajado duro por mucho tiempo a tu servicio. He empleado toda mi fuerza para conseguir lo que me pediste, pero, aun así, no he podido mover la roca ni un solo milímetro. ¿Qué pasa? ¿Por qué he fracasado?

El Señor le respondió con compasión:

—Mi querido amigo, cuando te pedí que me sirvieras y tú aceptaste, te dije que tu tarea era empujar la roca con todas tus fuerzas y así lo has hecho. Nunca dije que esperaba que la movieras. Tu tarea era empujarla. Ahora vienes a mí, abatido, a decirme que has fracasado, pero ¿has fracasado realmente? Mírate ahora. Tus brazos son fuertes y musculosos, tu espalda es fuerte y está bronceada, tus manos tienen callosidades por la constante presión, tus piernas se han vuelto firmes. A pesar de la adversidad, has crecido mucho y tus habilidades ahora son mayores que antes. Cierto, no has movido la roca, pero tu misión era ser obediente y empujar para ejercitar tu fe en mí. Eso, tú lo has conseguido. Ahora, querido amigo, yo moveré la roca.

En muchas ocasiones, nos enfrentamos a situaciones difíciles y problemas en la vida que parecen carecer de lógica. En esos momentos nos llenamos de dudas, nos desanimamos y creemos que nuestros esfuerzos son en vano. Sin embargo, debemos confiar en que Dios tiene un plan para nosotros. Entreguémosle nuestros pensamientos y preocupaciones. Al perseverar y mantenernos firmes en nuestra fe, experimentaremos fortaleza y crecimiento espiritual. Hagamos lo que debemos. No se nos pide más. El Padre hará lo restante.


miércoles, 11 de septiembre de 2024

El camaleón


Fuente: “Cincuenta cuentos para meditar y regalar” de Ramiro A. Calle.

Dos hombres comenzaron a discutir acaloradamente y estuvieron a punto de llegar a las manos, todo porque cada uno de ellos insistía en haber visto de un color diferente a un camaleón que yacía en una palmera.

—Te digo que es marrón —aseveró uno de los hombres.

—Pues yo te digo que es verde —replicó el otro.

Y así, comenzaron a soliviantarse.

—Es marrón, ¿o es que no tienes ojos para verlo?

—Tú sí que pareces estar ciego. Es verde.

Acertó a pasar por allí un lugareño y uno de los discutidores le preguntó:

—¿Acaso no es marrón este camaleón?

—Es marrón —repuso el lugareño.

—Pero ¿no es verde? —protestó el otro hombre.

—Es verde —acordó el aldeano.

Los dos hombres que estaban a punto de golpearse, creyendo que el lugareño se burlaba de ellos, se dirigieron a él hoscamente y le preguntaron:

—¿Nos tomas el pelo?

—En absoluto, amigos míos. Cada uno de vosotros ha visto un aspecto del camaleón y por tanto ambos tenéis relativa razón. Yo he visto todos los aspectos del animalillo, porque vivo al lado de la palmera en la que habita y he podido observarle durante semanas y meses.

Una cosa es la Realidad y otra la “realidad” de cada uno; una la Verdad y otra es aspecto de la “verdad” que cada persona capta.

No es fácil mirar más allá del ego y del apego a las propias ideas y a los estrechos puntos de vista. Al aferrarnos a nuestras ideas o a nuestra visión particular, estrechamos el campo de conciencia y detenemos el proceso de aprendizaje. Hay que abrirse mental y emocionalmente.

Sabiduría es evitar aferrarse a las ideas y ampliar al máximo la visión, sabiendo observar, sin prejuicios, desde todos los ángulos posibles.


miércoles, 4 de septiembre de 2024

La educación empieza en casa

A todos los maestros y maestras que acaban de iniciar el curso escolar. Buena suerte y buen camino.


Vídeo “La educación empieza en casa” de Daniel Dueñas.

* Por motivos prácticos, para no cansar, utilizo en esta entrada el masculino genérico para aludir a ambos géneros. Espero que nadie se sienta discriminado o discriminada.

Muchas veces los padres se quejan de que sus hijos, sobre todo si tienen mal comportamiento, no están siendo bien educados en la escuela. La educación de un niño empieza en casa. Son los padres los que tienen la responsabilidad de ser los primeros maestros de sus hijos.

En casa se aprende a saludar, a dar las gracias, a ser limpios, puntuales, correctos, personas de bien, a hablar sin decir groserías, a comer con la boca cerrada, a no mentir, a respetar la propiedad privada, a ser organizados… Es en la casa donde se forman los valores más importantes: el respeto, la empatía, la responsabilidad, la solidaridad, la amabilidad, la honestidad…

Estos valores no se enseñan con discursos. Se enseñan con el ejemplo diario. Los niños observan cómo tratamos a los demás, cómo resolvemos nuestros conflictos y cómo manejamos nuestras emociones. Desde el primer momento, observan y aprenden de todo lo que sucede a su alrededor: de las palabras que escuchan, de los gestos que ven y, sobre todo, de las acciones de las personas que los rodean.

Luego, llega el momento de complementar esta educación en la escuela que, después de su casa, se puede considerar el segundo hogar de un niño.

En la escuela se aprenden matemáticas, lenguaje, ciencias naturales y sociales, inglés, a convivir con otros niños, a trabajar en equipo, a respetar las diferencias… y se refuerza lo que ya se ha aprendido en casa expandiéndolo con nuevas ideas y experiencias y ampliando horizontes.

Es fundamental que haya una continuidad entre lo que se enseña en casa y lo que se aprende en la escuela. Si en casa se contradice lo que se aprende en la escuela, el niño va a sentirse confundido.

La educación es un esfuerzo compartido entre padres y maestros. No podemos dejar todo el trabajo a la escuela. Los padres tienen que estar presentes en la vida escolar de sus hijos, apoyándolos en los estudios, interesándose por su día a día en la escuela y manteniendo una comunicación abierta con los maestros. Eso no solo les ayuda a sentirse respaldados, sino que también les demuestra que su educación es importante.

A lo largo de mi experiencia como maestra en la escuela pública, me he encontrado con que, en muchas ocasiones, poco o nada tenía que ver lo que los niños aprendían en casa con los valores que la escuela debe transmitir (Recomiendo leer la entrada “El Palomar” de este blog). Cuando esto ocurre, muchos maestros intentan “sobrevivir” como pueden, aunque eso suponga implicarse lo “justito” en la educación de esos niños.

Hace muchos años, alguien, no logro recordar quién, pero siempre le estaré agradecida, me aconsejó tener siempre en cuenta todas las variables de las circunstancias socio-económicas, culturales y familiares que podían incidir en la educación de un niño y, en la medida de lo posible, intentar controlarlas. En el caso de que no hubiera posibilidad de hacerlo, nunca debía conformarme y “echarles la culpa” del bajo rendimiento o del fracaso escolar de un niño. Había que “arremangarse”, poner en movimiento todos los recursos disponibles, cualquier niño lo merece, y seguir adelante enseñando valores con el ejemplo.

Hay que sembrar… Siempre. La tierra es buena más veces de lo que creemos.