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miércoles, 26 de junio de 2024

La rosa y el sapo


Fuente: Adaptación de un cuento popular incluida en el libro “Cuentos para entender el mundo” de Eloy Moreno.

En un precioso jardín, una rosa y un sapo habían ido creciendo juntos. Durante mucho tiempo compartieron todo tipo de vivencias, secretos y, sobre todo, una amistad que parecía eterna.

La vida iba pasando y el sapo observaba cómo su amiga se volvía cada vez más y más hermosa. Para él era un placer ir a visitarla, saltar a su alrededor y contarle todo lo que sucedía fuera de aquel jardín.

Pero la rosa comenzó a darse cuenta de su hermosura y de la atracción que ejercía sobre la gente que la miraba. El único problema era que, de vez en cuando, aparecía un sapo dando saltos a su alrededor que espantaba a los que se acercaban.

Llegó el día en el que la rosa, ya cansada de la situación, habló con el sapo.

—Oye —le dijo—, ¿no podrías hacer lo mismo que haces aquí, eso de ir saltando de un lado a otro, en cualquier otra parte del jardín?

—Pero... —contestó confundido— hasta ahora nunca te había molestado mi presencia, siempre te había gustado tenerme alrededor...

—Sí, es cierto, pero me he dado cuenta de que espantas a todos los visitantes que vienen a verme. Les asustas y además... tu aspecto ya no armoniza con mi belleza.

—Vaya... —contestó triste el sapo— qué lejos han quedado aquellos tiempos...

Ambos se quedaron callados durante una eternidad. Él esperando una rectificación y ella, en cambio, esperando a que se fuera.

—Vale... —contestó finalmente el sapo— no te preocupes, el jardín es muy grande, puedo irme a cualquier otro sitio— y se alejó de allí.

Y la primavera pasó, y el verano, y también el otoño...

Y durante todo aquel tiempo, ambos hicieron su vida por separado. No volvieron a verse en meses, hasta que un día el sapo decidió acercarse a visitar a la rosa.

Pero al llegar se quedó totalmente sorprendido. Su amiga, aquella bonita flor, estaba ahora marchita, apenas quedaba rastro de la belleza que había tenido meses atrás. Sus pétalos estaban agujereados, su tallo caído...

—Hola, rosa.

—Hola, sapo —contestó ella con rocío en las mejillas.

—Pero, ¿qué te ha pasado? ¿qué te han hecho? ¿por qué tienes tan mal aspecto?

—No lo sé. Los primeros días todo fue bien, pero poco a poco comenzaron a comerme los bichos, sobre todo las hormigas. Un día un picotazo aquí, otro día otro picotazo allá y se han apoderado de mí...

—¡Ay, rosa! —le contestó el sapo— nunca te diste cuenta de que antes había alguien que se comía todos esos bichos que estaban cerca de ti. Estabas demasiado ocupada observando tu propia belleza.

Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos más que ellos o porque consideramos que no nos sirven para nada, pero ocurre a menudo que ni siquiera somos conscientes del bien que nos hacen. Nadie debe despreciar a nadie. Todos tenemos algo que enseñar o algo que aprender de los demás.


jueves, 20 de junio de 2024

Verano del 78

El día 7 de junio, la marca de cerveza Estrella Damm lanzó su anuncio de verano que, desde 2009, se incluye en la campaña “Mediterráneamente” que tiene como clave de sus historias vivir un verano de ensueño en el Mar Mediterráneo.

El vídeo, titulado “Verano'78”, de casi cuatro minutos de duración, nos cuenta una historia familiar que toca nuestra fibra sentimental. Comienza en un tanatorio donde María despide a su abuela. Poco después, recibe una caja con fotografías y, entre ellas, llama su atención las del viaje que realizó la fallecida en el verano de 1978. La joven decide recorrer todos los lugares que su abuela visitó y seguir, foto a foto, sus pasos. El vídeo combina pasado y presente a través del recurso de la comparativa de fotos en los lugares visitados.

El anuncio, ideado por la agencia Oriol Villar, dirigido por la cineasta Claudia Llosa y producido por Blur, se ha rodado en Barcelona, la Costa Brava y Menorca.

Con la canción “Yes Sir, I can boogie” de las Baccara, versionada por cantante británica Debbie, la protagonista pasea por calles de Barcelona, desde la playa de la Barceloneta al barrio Gótico, y, tras pasar por la ciudad condal, se dirige a la Costa Brava.

Durante el viaje, María conoce a personas que hacen que este verano sea lo mejor que ha vivido nunca, al igual que le pasó a su abuela en 1978: inolvidables días de playa, noches estrelladas, bailes hasta el amanecer y personas que dan un vuelco a las vidas de las protagonistas.

Después de vivir una serie de experiencias, algunas alegres y otras no tanto, el vídeo acaba con María y su abuela de joven sonriendo bajo el lema: “Cambie lo que cambie, que lo importante nunca cambie”.



lunes, 17 de junio de 2024

Así que pasen cien años

Debes sentirte muy bien después de haber quitado el peso terrenal de tus hombros. Guárdame un sitio. Ya no he de tardar.


  “Save a place for me” (“Guárdame un lugar”). Matthew West.

Reflexión basada en la publicación de 26 de octubre de 2023 de la página de Facebook “Antes que olvide” de Marisel Hilerio.

En ocasiones, alguna fecha, una canción o un olor nos recuerdan a un ser amado que ya se ha ido. Cerramos los ojos para concentrarnos y recordar el timbre de su voz. La nostalgia nos quebranta y, de golpe, entendemos que nada es para siempre.

Cuando ya no estemos, tal vez, en algún momento, apareceremos en la memoria de alguien que, quizás, nos eche de menos, pero, así que pasen cien años, nadie nos recordará.

Nuestras palabras no resonarán en ningún oído.

Nuestra casa, que con tanto esfuerzo adquirimos, tendrá un nuevo dueño.

Nuestras fotos habrán desaparecido.

No quedará ni rastro de las pertenencias que acumulamos.

Nadie se ocupará de nuestra tumba, pues nadie recordará quién está allí enterrado.

El tiempo intenta enseñarnos a soltar y a perdonar, nos da la oportunidad de crecer, de levantar el vuelo y trata de mostrarnos el camino.

Somos como hojas que se lleva el viento y, aunque no sabemos si viviremos, nos empeñamos en guardar vida para mañana.

Despidámonos de cada día y estrenemos vida cada mañana.


miércoles, 12 de junio de 2024

Aprender a aburrirse


Fuente: “No te ahogues en un vaso de agua” de Richard Carlson.

En la mayoría de los casos, nuestra vida está tan llena de estímulos, por no mencionar de responsabilidades, que nos resulta casi imposible sentarnos sin hacer nada y mucho menos relajarnos. Ni siquiera durante unos minutos.

Una gran parte de nuestra ansiedad se origina en nuestras mentes ocupadas, hiperactivas, que siempre necesitan algo con lo que entretenerse, algo en lo que concentrarse, y no dejan de preguntarse: “¿Y qué viene ahora?”. Mientras tomamos la cena nos preguntamos qué hay de postre. Mientras ingerimos el postre, no preguntamos qué deberíamos hacer a continuación. Después de la velada, lo siguiente es: “¿Qué deberíamos hacer este fin de semana?”. Después de haber estado fuera, entramos en casa y de inmediato encendemos el televisor, cogemos el teléfono, abrimos un libro o empezamos a limpiar. Es casi como si nos asustara la idea de no hacer nada, incluso durante un minuto.

Tenemos que permitirnos aburrirnos. No hacer nada. No estamos hablando de horas de ociosidad ni de holgazanería, sino de aprender el arte de relajarse, de “ser”, sencillamente, en lugar de “hacer”, durante unos pocos minutos al día. Si lo hacemos durante una hora, o menos, sin luchar contra ello, la sensación de aburrimiento acaba por ser reemplazada por la sensación de paz y, con la práctica, aprendemos a relajarnos. Al principio, si no estamos habituados, apenas puede soportarse, pero, pasado un rato nos acostumbramos y terminamos aprendiendo a disfrutar de ello.

No existe ninguna técnica específica para esto, aparte de no hacer nada de forma consciente. Limítate a sentarte o a mirar por la ventana y reparar en tus pensamientos, sensaciones y sentimientos. Al principio puede que sientas un poco de ansiedad, pero cada día te resultará un poco más fácil. La compensación es tremenda.

Al igual que el cuerpo, la mente necesita descanso ocasional de su agitada rutina. Lo hermoso de no hacer nada es que te enseña a despejar la mente y relajarte durante un período breve de tiempo. Cuando permites que tu mente se tome un descanso, regresa más fuerte, más aguda, más capaz de concentrarse y más creativa.

Es bueno aburrirse durante un rato. Cuando nos permitimos aburrirnos, nos liberamos de una enorme cantidad de la presión que nos impulsa a actuar y a tener ocupado hasta el último segundo de cada día. Tenemos que aprender a reservar momentos para descansar y aburrirnos.


miércoles, 5 de junio de 2024

El caballo del califa


Este cuento está incluido en el libro “La oración de la rana” (volumen I) de Anthony de Mello.

Un califa de Bagdad llamado Al-Mamun poseía un hermoso caballo árabe del que estaba encaprichado el jefe de una tribu, llamado Omah, que le ofreció un gran número de camellos a cambio; pero Al-Mamun no quería desprenderse del animal. Aquello encolerizó a Omah de tal manera que decidió hacerse con el caballo fraudulentamente.

Sabiendo que Al-Mamun solía pasear con su caballo por un determinado camino, Omah se tendió junto a dicho camino disfrazado de mendigo y simulando estar muy enfermo. Y como Al- Mamun era un hombre de buenos sentimientos, al ver al mendigo sintió lástima de él, desmontó y se ofreció a llevarlo a un hospital.

—Por desgracia —se lamentó el mendigo—, llevo días sin comer y no tengo fuerzas para levantarme.

Entonces, Al-Mamun lo alzó del suelo con mucho cuidado y lo montó en su caballo, con la idea de montar él a continuación. Pero, en cuanto el falso mendigo se vio sobre la silla, salió huyendo al galope, con Al-Mamun corriendo detrás de él para alcanzarlo y gritándole que se detuviera. Una vez que Omah se distanció lo suficiente de su perseguidor, se detuvo y comenzó a hacer caracolear al caballo.

—¡Está bien, me has robado el caballo! —gritó Al-Mamun— ¡Ahora sólo tengo una cosa que pedirte!

—¿De qué se trata? —preguntó Omah también a gritos.

—¡Que no cuentes a nadie cómo te hiciste con el caballo!

—¿Y por qué no he de hacerlo?

—¡Porque quizás un día puede haber un hombre realmente enfermo tendido junto al camino y si la gente se ha enterado de tu engaño, tal vez pase de largo y no le preste ayuda!

Anthony de Mello incluye el cuento en el apartado “Amor”.