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miércoles, 9 de octubre de 2024

Nada es casualidad

Las cuatro leyes de la espiritualidad india

Las cuatro leyes fundamentales de la espiritualidad hindú son principios que se derivan de las antiguas enseñanzas védicas y establecen que todo en nuestra vida tiene un propósito, una razón, un porqué y que nada ocurre por casualidad.

Estas leyes nos enseñan que la vida es una escuela de aprendizaje y ofrecen una guía para entender la naturaleza de la existencia, cultivar la paz interior y promover el crecimiento espiritual y la conexión con el universo.

Primera ley:

“La persona que llega a tu vida es la persona correcta”.

Todas las personas que están y/o pasan por nuestra vida, incluso las más “tóxicas”, lo hacen para hacernos aprender y avanzar en cada situación. En este sentido, todos somos en la vida, a la vez, “maestros” y “alumnos”. Por esta razón, debemos tener una buena predisposición hacia los demás y no desestimar ningún aprendizaje.

Segunda ley:

“Lo que sucede es la única cosa que podría haber sucedido”.

Todo pasa como tiene que pasar, hasta el mínimo detalle. Nada de lo sucede en nuestra vida podría haber sido de otra manera. El “si hubiera…” no existe y es un error malgastar el tiempo creando situaciones hipotéticas. Lo que pasó fue así porque teníamos que aprender esa lección y seguir adelante.

Aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo, todas las situaciones son perfectas.

Tercera ley:

“Cualquier momento en que algo pasa es el momento correcto”.

Todo sucede en el momento justo, en el momento en que estamos preparados. Ni antes ni después. La impaciencia, la intolerancia y la impulsividad nos limitan y nos impiden ver la perfección de los acontecimientos.

Cuarta ley:

“Cuando algo termina, termina”.

La vida se compone de ciclos y hay que aceptar este proceso. Tenemos que soltar lo que ya no nos sirve y abrir nuestra mente al cambio para poder darle la bienvenida a lo nuevo. No podemos avanzar en nuestro camino mirando continuamente para atrás.

Si algo terminó, da por sentado que fue por nuestro bien y para nuestra evolución. Hay que dejar ir y, habiéndonos enriquecido con la experiencia, seguir avanzando.

En la infinitud de la vida, todo está como debe estar, según su curso y su orden. Todo tiene sentido y un propósito y, aunque no entendamos lo que nos está pasando, en algún momento tendrá una explicación. No hay errores. No hay descuidos. Todo se halla minuciosamente planificado.


miércoles, 2 de octubre de 2024

Eres responsable de tu felicidad


Adaptación de la historia que circula en Internet y que, al parecer, ocurrió en un seminario para parejas llevado a cabo en la Universidad de Fresno en California.

Durante un seminario para matrimonios, uno de los conferenciantes le preguntó a una mujer:

– ¿Su marido la hace feliz? ¿Realmente feliz?

En ese momento el marido levantó ligeramente el cuello en señal de seguridad porque sabía que su esposa diría que sí, pues ella jamás se había quejado durante su matrimonio. Sin embargo, la mujer respondió con un “no” rotundo:

– No, no me hace feliz.

El marido se quedó desconcertado, pero ella continuó:

–Mi marido nunca me hizo ni me hace feliz… ¡Yo soy feliz! El que yo sea feliz o no, no depende de él, sino de mí. Yo soy la única persona de la que depende mi felicidad. Soy yo la que determino ser feliz en cada situación y en cada momento de mi vida. Si mi felicidad dependiera de alguna persona, cosa o circunstancia, estaría en serios problemas.

Muchas personas dicen: no puedo ser feliz porque estoy enfermo, porque no tengo dinero, porque mi empleo es mediocre, porque hace mucho calor o mucho frío, porque alguien me insultó, porque alguien me dejó de amar, porque no supe valorarme, porque mi marido no es como yo esperaba, porque mis hijos…, porque mis amigos... y, así, la lista podría ser interminable.

En esta vida todo cambia constantemente y, a pesar de todo, yo tengo que decidir ser feliz.

Amo la vida que tengo, pero no porque mi vida sea más fácil que la de los demás, sino porque yo decidí ser feliz y me responsabilizo de mi felicidad.

Yo soy feliz por mí misma. A las demás cosas, personas, momentos o situaciones yo las llamo “experiencias” que pueden, o no, proporcionarme momentos de alegría o de tristeza. Así, por ejemplo, cuando alguien que amo muere, yo soy una persona feliz en un momento de inevitable tristeza.

Cuando yo quito a mi marido, o a cualquier otra persona, la responsabilidad de mi felicidad, les dejo libres del peso de cargarme en sus hombros y hago su vida mucho más ligera. Por eso, tal vez, he conseguido tener un matrimonio exitoso a lo largo de tantos años.

¡Nunca dejes en las manos de nadie una responsabilidad tan grande como la de asumir y promover tu felicidad!

Sé feliz, incluso cuando haga calor, incluso cuando estés enfermo, incluso cuando no tengas dinero, incluso cuando alguien te haya lastimado, incluso cuando no te amen o no te valoren como es debido.

Seas hombre o mujer. Tengas la edad que tengas, tú eres responsable de tu felicidad.