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miércoles, 28 de agosto de 2024

Conciencia

José Saramago

Hace veinticuatro años, el 23 de febrero de 1999, José Saramago (1922-2010), Julio Anguita (1941- 2020) y Manuel Cañada (1962) presentaron sus alternativas al neoliberalismo en un acto que organizó Izquierda Unida de Extremadura en Cáceres.

Después de todos estos años, creo que siguen siendo interesantes las reflexiones que hizo el portugués, nobel de literatura, José Saramago.

Para Saramago, la alternativa al neoliberalismo se llama conciencia. Evidentemente, la conciencia no es un sistema económico, ni una organización de mercado, ni un régimen político nuevo…

Según Saramago, este planeta es un mundo para disfrute de los ricos y unos 1000/1500 millones de seres humanos “serían para desechar”. Tal es así, que hay unos cuantos conflictos en el mundo donde nadie piensa intervenir: “¡Qué más da que se maten miles de personas! Mientras se maten unos a los otros, no tendré que matarlos yo a ellos…”.

Para oponernos a esto, no tenemos poder, no estamos en el gobierno, no tenemos multinacionales, no dominamos las finanzas especulativas mundiales… No tenemos nada de eso.

¿Qué es lo que tenemos entonces? Nada más que la conciencia. La conciencia de todos los hechos, la conciencia de nuestro propio derecho. La conciencia de que somos seres humanos, sencillamente seres humanos, y de que no queremos ser más que eso. La conciencia de que lo que está en el mundo nos pertenece, no en el sentido de la propiedad, nos pertenece como responsabilidad, nos pertenece como derecho a saber, como derecho a intervenir, como derecho a cambiar. Eso se llama conciencia.

La conciencia no se gana en un día para quedarse hasta el final de los tiempos. La conciencia se gana, se pierde y se renueva todos los días.

Os dejo el vídeo de su intervención por si fuera de vuestro interés.



domingo, 25 de agosto de 2024

Himno al amor

“Dios reúne a los que se aman”.
Édith Piaf. “Himno al amor”.

  “Hymne à l'amour” (“Himno al amor”. Édith Piaf y Marguerite Monnot). Gautier Capuçon.

El dolor por la muerte de un ser querido nunca se va. No debe irse. El dolor representa a esa persona y debe colocarse en el corazón para que, así, se vaya transformando en amor y se quede, dentro, para siempre.

Es el sufrimiento el que no representa ni a la persona que ha muerto ni lo que significa para nosotros. Por eso, es el que se debe eliminar. Poco a poco…

El sufrimiento se construye en la mente e impide seguir teniendo una vida luminosa y la persona que ha muerto desea que vivamos nuestro tiempo, que sigamos caminando, aunque, de vez en cuando, la tristeza se asome en nuestra mirada porque nunca nadie llenará el vacío que deja.

Mi fuerza está en que creo que mis seres queridos no han dejado de existir y los siento en cada rayo de sol, en cada caricia del viento, en cada latido de mi corazón. Pienso que cada día que pasa es un día menos para encontrarnos otra vez. Dios reúne a los que se aman.

RECUÉRDAME. David Harkins.

Puedes llorar porque se ha ido o puedes sonreír porque ha vivido.

Puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado.

Tu corazón puede estar vacío porque no lo puedes ver o puede estar lleno del amor que compartisteis.

Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío y dar la espalda o puedes hacer lo que a él/ella le gustaría: sonreír, abrir los ojos, amar y seguir.

“Recuérdame” es un poema que se hizo famoso el año 2002 cuando la reina Isabel II del Reino Unido lo recitó en el funeral de la Reina Madre. Se trataba de un poema que llevaba años circulando por internet. Muchos diarios británicos investigaron su procedencia y meses después, David Harkins, un poeta amateur, reivindicó su autoría. Era un poema de amor que había escrito en los años 80 y hasta entonces, desconocía su fama y que las personas lo usaban como consuelo cuando habían perdido a seres queridos.


martes, 20 de agosto de 2024

El abrazo de perdón y consuelo

Historia para despertar

La siguiente historia, que me conmueve profundamente, ocurrió el cuatro de noviembre de 2021. En su día, al conocerla, quedé conmocionada por la tragedia y reacción de una madre ante la pérdida de su hija. Es esta una historia que muestra lo mejor del ser humano.

Tuvo lugar frente a la entrada del colegio “Montealto” en el barrio de Mirasierra de Madrid. Era jueves y los alumnos salían del colegio a las cinco y media de la tarde.

Una madre que acababa de recoger a sus dos hijos del colegio, se disponía a salir del lugar donde había aparcado el coche. Se equivocó al meter la marcha y, nerviosa, en lugar de frenar, aceleró, se subió a la acera y atropelló a tres niñas de cinco, diez y doce años de edad. Las dos niñas mayores, que estaban saliendo del colegio, gravemente heridas, tuvieron que ser hospitalizadas y la pequeña, María, que esperaba en la acera a que la recogieran, murió.

María, la madre de la pequeña, salió del colegio, donde trabaja como administrativa en secretaría, y tuvo tiempo de abrazar a su hija y decirle que la quería.

Un padre que presenció los hechos fue el primero en intentar practicarle los primeros auxilios. No tardaron en llegar los equipos de emergencia que, tras cuarenta minutos tratando de reanimarla, no pudieron salvarle la vida.

La madre que atropelló a las niñas, también de nombre María, que dio negativo en los controles de alcoholemia y droga y permanecía en el lugar rota por el dolor y llena de angustia por las consecuencias del atropello, vio como la madre de la alumna fallecida se acercó a ella para darle un abrazo de consuelo y perdón. Y así permanecieron, un buen rato, fundidas en un abrazo que la liberó de la culpa.

Cinco días después, los desolados padres de la niña fallecida, Álex y María, desbordados por los miles de mensajes que estaban recibiendo, escribieron una carta en la que decían sobrellevar la pérdida de su hija gracias a su fe. Dieron las gracias por todos los mensajes y muestras de cariño que estaban recibiendo, aunque se sentían incapaces de leerlos porque estarían todo el día llorando y no se lo podían permitir ya que tenían que cuidar de sus otros cinco hijos. Igualmente, agradecían todas las oraciones y pidieron que rezaran por las familias de las otras dos niñas atropelladas y por la madre que las atropelló para que fuera consciente de que no tenía culpa alguna, sino que todo ocurrió, aunque nos parezca incomprensible, por la voluntad de Dios.

La carta continúa con los agradecimientos a los medios de emergencia que los atendieron y, por las muestras de apoyo y sus oraciones, a los colegios “Montealto y “El Prado”, a la iglesia, a sus amigos y a su familia.

Finalmente, expresan la certeza de que Mariquilla, así llamaban cariñosamente a la niña, que era una “disfrutona de la vida”, estaba gozando más que nunca y que a ellos les quedaba el consuelo de pensar que lo habían dado todo para que su hija estuviera muy bien cuidada y “achuchada” y dan gracias a Dios por los cinco maravillosos años que les había regalado con ella.

… Y como en el cuento “El diamante”, que podéis leer en este blog, incapaz de dormir, pasé la noche dando vueltas en la cama. Al día siguiente, al amanecer, mirando al cielo susurré:

—Dame la riqueza que les permite a estos padres afrontar de esta manera momentos tan terribles.


martes, 13 de agosto de 2024

Los momentos de duda


Fuente: “La voz interior” de Eileen Caddy.

«Cuando un niño pequeño que está aprendiendo a andar se cae, eso no le desanima, sino que se levanta y lo intenta de nuevo una y otra vez hasta haber dominado el arte de andar. Así también con la vida espiritual. No consientas jamás que lo que parecen derrotas te desanimen a continuar avanzando por el camino espiritual. Si te caes, sencillamente levántate e inténtalo de nuevo.

No te contentes con quedarte ahí autocompadeciéndote diciendo que no puedes seguir y que la vida es demasiado difícil.

Tu actitud ha de ser siempre la de absoluta certidumbre interna de que una vez que has echado a andar por el camino espiritual, llegarás a la meta final, sin importar los obstáculos que puedas encontrar entre tanto.

Notarás que el tiempo empleado en soledad y silencio te recarga espiritualmente y te ayuda a enfrentarte a lo que venga sin acobardarte o titubear».


martes, 6 de agosto de 2024

Discriminación por perspectiva vital


La prueba de Ruskin

El doctor Ruskin, médico geriatra y docente, pidió en una ocasión a los profesionales sanitarios que asistían a un curso sobre “Aspectos psicosociales de la vejez”, que describieran cuál sería su estado de ánimo si tuvieran que tratar a casos como el descrito a continuación:

“Una paciente que aparenta su edad cronológica. No se comunica verbalmente ni comprende la palabra hablada. Balbucea de modo incoherente durante horas, parece desorientada en cuanto a su persona, al espacio y al tiempo, aunque da la impresión de que reconoce su propio nombre. No se interesa ni coopera en su propio aseo. Hay que darle de comer comidas blandas, pues no tiene dentadura. Presenta incontinencia de orina y heces, por lo que hay que cambiarla y bañarla a menudo. Babea continuamente y su ropa está siempre manchada. No es capaz de andar. Su patrón de sueño es errático, se despierta frecuentemente por la noche y con sus gritos despierta a los demás. Aunque la mayor parte del tiempo parece tranquila y amable, varias veces al día y sin causa aparente, se pone muy agitada y estalla en crisis de llanto inmotivado. Así son sus días y sus noches”.

Tras este informe clínico, el doctor Ruskin preguntó a los profesionales asistes al curso qué debía hacerse ante tal situación.

Después de discutir el caso, la respuesta que ofrecieron fue, en general, negativa: “cuidar de estos casos es devastador, un modo de dilapidar el tiempo, pues no hay nada que hacer por ellos. Casos como éste deberían estar en residencias de mayores”.

La Prueba de Ruskin termina haciendo circular entre los participantes la fotografía de la paciente referida: una preciosa criatura de seis meses de edad.

Una vez que se sosiegan las protestas del auditorio por haber sido víctimas de un engaño, es el momento de considerar si el compromiso de no discriminar puede ceder ante las diferencias de peso, de edad, de perspectiva vital, de sentimientos que inspira el aspecto físico de los pacientes, o si, por el contrario, ha de sobreponerse a esos datos circunstanciales.

Muchos sanitarios han de convencerse de que la paciente anciana es, como ser humano, tan digna y amable como la niña y que los enfermos que están consumiendo los últimos días de su existencia, incapacitados por la demencia o el dolor, merecen el mismo cuidado y atención que los que están iniciando sus vidas y tienen la incapacidad de la primera infancia.

A todos, sanitarios o no, nos conviene someternos a la prueba de Ruskin. Es una piedra de toque para medir la firmeza de nuestro compromiso de no discriminar.